Descripción del proyecto

CANDUELA

En Canduela se conservan dos ermitas dedicadas a San Pedro y Santa María, y una iglesia parroquial que lo está a San Adrián. Este templo es una excelente y proporcionada fábrica de cantería gótica, adornada por una imponente torre campanario de tres cuerpos que se sitúa a sus pies. Su planta se articula en una sola nave que se cubre con bóveda de crucería, y que en capilla mayor lo hace con bóveda estrellada, todo ello obra del siglo XVI. Lo mismo ocurre con su sacristía y con las tres capillas del lado del Evangelio.

Próxima a la casona solariega conocida como de “las Postas” y formando parte de los cimientos de un antiguo edificio, se localizan los vestigios de lo que pudo ser una ermita rupestre hoy desaparecida, y de cuyo recuerdo a sus pies queda una tumba antropomorfa excavada. Así mismo, a los pies y cabecera de la iglesia parroquial ya descrita, que se asienta sobre un levantamiento de piedra arenisca, se ve una buena necrópolis alto medieval de tumbas antropomorfas excavadas, que probablemente pertenecieron a otra ermita rupestre, también hoy desaparecida, y sobre la cual se edifico la actual iglesia parroquial del siglo XVI.

Los vestigios románicos de Canduela se ubican en la ermita de San Pedro, próxima al pueblo, entre este y el antiguo trazado de la carretera nacional 611 (Palencia-Santander). El edificio, recientemente restaurado, es una recogida construcción de una sola nave del siglo XIII, con ábside rectangular y espadaña en el hastial. La portada está conformada por un sencillo de arco apuntado, y el interior del templo veremos que se cubre con bóveda de cañón apuntada en la capilla, y en el resto con techumbre de madera.

Dentro del casco urbano de Canduela se ven excelentes ejemplos de casonas blasonadas y torres nobles, entre las que destacan la conocida como “la Torrona”. Imponente ejemplo de casa fuerte barroca, a la que acompaña una ermita-oratorio anejo; y a la que hemos de unir la ya mencionada “Casa de las Postas” y otras de rotundos arcos dovelados adornados con blasones y escudos. También en uno de los barrios puede verse un buen ejemplos de fuente-picota de cuya arca mana agua sulfurosa, con su característico olor a “huevos podridos”, pues lleva disuelto en sus aguas gas sulfídrico, lo que las aporta sus beneficiosas y reconocidas cualidades digestivas.

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