Varios barrios de la localidad norteña se encuentran muy cercanos a pinares donde la presencia de la oruga se ha incrementado en las últimas semanas. Se estima que 3.000 árboles están afectados sólo en el entorno de la villa
Imagen de un pinar ubicado en las cercanías de Aguilar de Campoo, concretamente en el área recreativa del embalse de la villa que es muy utilizado por los vecinos y los visitantes. MARTA REDONDO MORENO

Imagen de un pinar ubicado en las cercanías de Aguilar de Campoo, concretamente en el área recreativa del embalse de la villa que es muy utilizado por los vecinos y los visitantes. MARTA REDONDO MORENO

Si la pasada semanas era el Ayuntamiento de Salinas de Pisuerga el que pedía a la Institución Regional que buscase una solución para acabar con la procesionaria del pino, que tan sólo en lo que es el entorno más cercano a la villa galletera ha atacado a 3.000 árboles; ahora ha sido el de Aguilar de Campoo el que está buscando con la Junta de Castilla y León una solución para evitar que se extienda más el problema y que incluso ha afectado ya a las personas.

«Es una enfermedad que dura unos dos años, aunque parezca que el pino está muerto no lo mata y se puede recuperar», concreta el concejal de Medio Ambiente de Aguilar de Campoo, Carlos Sierra de los Mozos.

Una problemática que, según concreta, precisamente se inició hace ya dos ejercicios y que ha sido transmitida al Consistorio por varios agentes medioambientales. «Le dimos traslado a la Institución Regional de lo que estaba pasando con la procesionaria, y es una situación grave pues en Aguilar hay masas forestales muy cercanas a varios barrios», indica el edil.

Precisamente se refiere a los barrios de La Setura, Los Mártires y la zona cercana al castillo, donde hay un gran número de pinos. A ellos se suman otras juntas vecinales y también zonas de ocio y recreo muy visitadas por los vecinos y visitantes, como son las de la presa y también de la ermita de la Virgen de Llano, donde en los últimos días varias personas han sentido los síntomas alérgicos que produce el pelo de las orugas.

«La Junta nos ha dicho que estaba valorando diversas opciones, una de ellas sería inyectar directamente un liquido en los árboles en un radio de 50-100 metros del casco urbano, pues descartaban realizar tratamientos aéreos, algo que consideran inviable al estar los núcleos de población muy cercanos», concreta Sierra.

De igual modo, explica que en lo referente al área recreativa del embalse, «una parte de los pinares pertenecen a la Confederación Hidrográfica del Duero, por lo que debería ser la entidad la que actuase en sus bosques». Aunque algunas zonas, como la cercana al Santuario de la patrona aguilarense, la Virgen de Llano, donde se ubica un camping y varios negocios de hostelería, sí que pertenece al Consistorio norteño.

«Estamos a la espera de que la Junta nos dé una solución, de momento lo único que puedo decir a la gente es que tenga cuidado y sobre todo a las personas que son más propensas a las alergias les pediría que evitasen las zonas de los pinares», finaliza.

Urticaria. Y es que la oruga procesionaria está rodeada de unos pelos urticantes que se dispersan y flotan en el aire y producen irritación en la piel, nariz y ojos. Si se produce un contacto directo con la oruga, su pelo se clava en la piel y con ello un producto tóxico que genera la liberación de histamina en la persona afectada y, en consecuencia, la reacción alérgica.

Por estos motivos, la oruga, además de ser dañina para los pinos, puede convertirse en un problema sanitario para las personas. Es aconsejable evitar cualquier contacto con la procesionaria, con sus nidos y también con los árboles y bosques que están afectados por la plaga, ya que sus pelos pueden despegarse y ser arrastrados por el viento hasta entrar en contacto con las personas y los animales.

Fuente: Diario Palentino. Marta Redondo Moreno